El terremoto en Japón 2024 y su relación con estructuras sismorresistentes: Lecciones aprendidas
Analizamos cómo la experiencia del terremoto en Japón influye en la evolución de las estructuras sismorresistentes, con la perspectiva de Pondera.
El 1º de enero del 2024 quedará marcado en la memoria de la península de Noto, en la Prefectura de Ishikawa, Japón. A las 16:10 horas locales, un sismo de magnitud 7.5 sacudió la región, dejando a su paso una estela de destrucción y una serie de reflexiones sobre la importancia de la construcción de estructuras sismorresistentes.
De acuerdo con el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), el epicentro se ubicó a 7 km de la ciudad de Suzu, a una profundidad de 10 km desde la superficie. La magnitud del temblor, según la escala Modificada de Mercalli, alcanzó una intensidad de IX, clasificándose como un sismo violento. Las velocidades máximas del terreno llegaron a 94 cm/seg, con aceleraciones máximas del suelo de alrededor de 1.41 g, generando fuerzas laterales significativas en las personas y estructuras. (En otras palabras, los movimientos del suelo causaron fuerzas laterales en las personas y en las estructuras, del orden de 1.41 veces su peso.)
Las ciudades más afectadas fueron Suzu, Wajima, Noto y Anamizu, donde tsunamis e incendios arrasaron con extensas áreas habitacionales. Carreteras y caminos sufrieron daños graves en sus pavimentos y bases de soporte.
Las imágenes de la prensa internacional revelan numerosos colapsos de casas habitación, principalmente construcciones de madera, típicas en Japón debido a su sismicidad. Aunque el país se destaca por su cultura antisísmica y densa red de monitoreo, las altas aceleraciones percibidas desafiaron la capacidad de las edificaciones.
El elevado número de colapsos en viviendas invita a la reflexión sobre la necesidad de diseñar y construir estructuras sismorresistentes; con detallamientos que aseguren un buen comportamiento estructural en sismos intensos. En Japón, donde la sismicidad es una realidad constante, la magnitud del sismo de Noto evidenció la fragilidad incluso en estructuras diseñadas con materiales ligeros.
Esto nos lleva a considerar la responsabilidad de diseñadores estructurales, constructores y desarrolladores. A pesar de la cultura antisísmica y los avances tecnológicos, la posibilidad de enfrentar movimientos telúricos demandantes es latente, especialmente en regiones como la costa del Pacífico.
La lección que nos deja el sismo de Noto es clara: debemos redoblar esfuerzos para garantizar la resistencia de nuestras construcciones ante futuros eventos sísmicos. Desde cada posición, como profesionales del diseño y la construcción, es nuestra responsabilidad contribuir a minimizar el número de viviendas que sufren colapsos en momentos críticos. La construcción antisísmica debe ser una prioridad constante, independientemente de las características específicas de cada región.
En Pondera, comprendemos que la construcción de estructuras sismorresistentes no solo es un acto técnico, sino una responsabilidad social. Es un compromiso con las personas que habitarán y utilizarán esas estructuras. A lo largo de nuestros veinte años, hemos perfeccionado nuestras prácticas para asegurarnos de que cada proyecto no solo cumpla con los estándares técnicos más rigurosos, sino que también responda a la realidad sísmica de cada región.
Mirando hacia el futuro, mantenemos nuestro enfoque en la innovación y la excelencia en ingeniería estructural. En Pondera no solo construimos estructuras, construimos confianza. En momentos como estos, recordamos la importancia de nuestro trabajo y renovamos nuestro compromiso con la seguridad y bienestar de las comunidades que servimos.



